Los partidos en Veracruz, ¿nada nuevo bajo el sol?

Prosa Aprisa/Por Arturo Reyes Isidoro.

Fidel Herrera Beltrán, gobernador, repartió concesiones de placas de taxi como volantes. Miles y miles y miles. Aparte de que lo hizo porque finalmente se trataba de un servicio público, también aprovechó para que se hicieran negocios, como, por ejemplo, que las nuevas unidades se compraran en una concesionaria automovilística de Tuxpan, de una persona presuntamente ligada a él.

Recuerdo que él mismo se sorprendía al ver que a diario le solicitaban más y más permisos y un día lo escuché decir que no veía negocio si les daba a todos, pues ya no habría pasajeros, que todos tendrían su taxi y que para que tuvieran algún ingreso tendrían que terminar transportándose unos a otros.

Creo que este mismo planteamiento vale, toda proporción guardada, para el caso del número de partidos políticos que participará en el proceso electoral local que se iniciará en seis semanas: 14, algo inédito en la historia de Veracruz.

Se trata de 10 partidos con registro nacional y cuatro solo con registro local: Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT), Partido Verde Ecologista de México (PVEM); Movimiento Ciudadano (MC), Partido Encuentro Solidario (PES), Fuerza Social por México (FSM), Redes Sociales Progresistas (RSP) y Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), y los cuatro nuevos partidos políticos locales: Podemos, Unidad Ciudadana, Bienestar y Justicia Social y Todos por Veracruz. ¡Uf!

Son tantos que al final –lo digo con sentido figurado– no van a alcanzar los votantes y los candidatos de un partido van a tener que votar por los de otro para que todos tengan sufragios.

¿Son necesarios tantos? ¿Es tan grave la crisis de credibilidad en las siglas y en los colores tradicionales, así como en sus dirigentes que ninguno llena ya a los electores y por eso han tenido que surgir opciones emergentes? ¿Es tanta la decepción que ha causado MORENA que no pudo llenar el vacío y aprovechar la desconfianza en los otros de su competencia, tanta que el electorado también se aleja de él? ¿Las nuevas opciones, federales y locales, son lo que esperan los votantes, lo que siempre han esperado, y además cumplen las exigencias de las nuevas circunstancias?

Creo que al final se cae en un círculo vicioso, porque si bien hay nuevos partidos, nuevas opciones, en su mayoría sus impulsores y sus dirigentes se formaron y vienen de los partidos tradicionales, básicamente del PRI. Casi todos llevan un priista dentro, lo que implica que aprendieron y saben hacer política al estilo tricolor. Ahora mismo vemos cómo MORENA, sus hombres en el poder, realizan las prácticas priistas que tanto criticaron.

Se me vienen a la memoria, de repente, nombres: Andrés Manuel López Obrador, el líder natural de MORENA, dirigente estatal del PRI en Tabasco, en 1983 (hasta le compuso un himno); Dante Delgado, líder moral nacional de Movimiento Ciudadano, dirigente estatal del PRI en Veracruz; Joaquín Guzmán Avilés y Sergio Cadena Martínez, actuales presidentes estatales del PAN y del PRD, respectivamente, militantes priistas en su temprana juventud (son viejos conocidos), y así.

Mucho electorado está contaminado, pervertido también. Ya no vota por un prurito democrático, sino por el interés de un beneficio, aunque por quien sufrague sea el peor y lo peor. Trata de sacarle todo lo que puede a los candidatos, e incluso el día de la votación si llega alguien y le ofrece dinero para que vote por alguien diferente, lo hace.

En política, en Veracruz, por cuanto hace a los partidos, ¿aplica aquello del Eclesiastés (1: 2.11): “Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol”?

El proceso que viene será una buena prueba para que las organizaciones tradicionales se afiancen si de verdad los guía no solo la búsqueda del poder sino el fortalecimiento del sistema democrático, que refleje la representatividad popular, plural. Los nuevos partidos, federales y estatales (PES, FSM, RSP, Podemos, Unidad Ciudadana, Bienestar y Justicia Social y Todos por Veracruz) tienen un reto más: obtener al menos 90,000 votos (el 3% del total de la votación) para que puedan conservar su registro. Tan fraccionada como va a estar la votación, no es una tarea menor.

Sobrevivirán, sin duda, los que respondan a la expectativa ciudadana y los que de veras se conviertan en una opción confiable, que busquen apartarse de lo tradicional y que vean y trabajen para un nuevo México, el que asegure el futuro de las nuevas generaciones.

En juego, muchos huesos

De acuerdo a la reforma al Código Electoral y a la Ley Orgánica del Municipio Libre de julio pasado, aunque el proceso electoral inicia en la primera semana de enero, la fiebre preelectoral se vive desde muchas semanas atrás y conforme va terminando el año se intensifica y será el tema dominante en la vida pública de Veracruz.

En realidad, pensé que las comparecencias de los secretarios para glosar el 2º Informe en la Legislatura servirían para ir calentando el ambiente con los cuestionamientos que hicieran los diputados de la oposición, aunque veo que los silenciaron

En la elección del 6 de junio próximo estarán en juego 212 presidencias municipales, 212 sindicaturas, 633 regidurías, 50 diputaciones locales, 30 de mayoría relativa y 20 de representación proporcional, aparte 20 diputaciones federales de mayoría relativa y 10 de representación proporcional.

A reserva de que puede haber reacomodos, hasta ahora se vislumbran dos grandes bloques para disputar los congresos federal y estatal: uno integrado por el PAN, el PRI y el PRD, el otro por MORENA, el PT y el PVEM. Aun cuando no hay pronunciamientos al respecto, hay la creencia de que el PES, FSM y RSP jalarían con este último bloque, pues habría sido la condición para que desde el Gobierno federal se influyera para que les dieran su registro. El único que irá solo será MC.

Los nuevos partidos locales no tienen derecho a coligarse, aunque en el terreno práctico podrían trabajar en acuerdo con los grandes partidos tradicionales. Que se sepa, ni Podemos ni Unidad Ciudadana se pondrían al servicio de MORENA, y los otros dos son una incógnita.

Es normal considerar que como nunca antes el voto se fraccionará, lo que no es bueno para ningún partido salvo para MORENA, y que seguramente pasarán a la historia las grandes cifras de votos para uno solo, terreno en el que lideró por más de 70 años el PRI, hasta que lo desplazó MORENA en 2018.

Cabe recordar que en 2016 fue el entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa quien propició el fraccionamiento del voto, pero hizo mal sus cálculos y lo único que logró fue beneficiar a MORENA. Su idea era que con tal de que Miguel Ángel Yunes Linares no ganará la gubernatura y el PRI continuara en el poder, los votos que no fueran para el tricolor no se los llevara el PAN, y entonces sin que se lo pidieran ordenó a activistas de su gobierno allanarle el camino a los morenos para que captaran a los inconformes. De hecho, él preparó el terreno para la llegada, dos años después, de la Cuarta Transformación al poder. No logró evitar que ganara Yunes e hizo crecer a MORENA.

En realidad, MORENA más que un partido político sigue siendo un gran movimiento que gira en torno a un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador. Su reciente proceso para renovar su dirigencia nacional lo mostró fraccionado sin el liderazgo de AMLO y el hecho de que el pasado 9 de noviembre su dirigencia nacional haya planteado dar hasta el 50 por ciento de sus candidaturas a diputados federales por mayoría a externos y el 33 por ciento en plurinominales es un claro indicio de que no tiene cuadros propios competitivos.

En el caso de Veracruz tampoco está estructurado: no tiene dirigente estatal, no ha renovado y fortalecido sus dirigencias municipales y el verdadero líder que tiene una gran estructura humana, que seguramente usará a favor de su partido, es el delegado federal Manuel Huerta.

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