¿Desde cuándo llegaron?

Apuntes/Por Manuel Rosete Chávez.

Yeidckol Polevnsky Gurwitz dejó de
ser funcional para AMLO en Morena”.
Julio Hernández López

En medio siglo de dedicarnos a la actividad periodística ininterrumpida, hemos sido testigos de muchos asuntos de la vida pública y social de nuestro estado. Cuando empezamos los casos de nota roja se reducían a accidentes automovilísticos (choques), uno que otro robo y de vez en cuando algún homicidio cuyos efectos perduraban un buen tiempo en la mente de los ciudadanos, pero no se olvidaba hasta que tiempo después ocurría otro. Maridos ofendidos que se cobraban la afrenta, pleitos de cantina, venganzas entre familias, problemas por invasiones de lotes… y cosas más o menos por el estilo eran los temas más importantes con los que se hacía la sección de nota roja de un medio.

Obviamente, también nos fuimos enterando de la presencia, por la costa, de aeronaves procedentes de países como Colombia donde se transportaba droga hacia los Estados Unidos, donde siempre ha habido consumidores hasta para echar para arriba, con suficientes dólares para adquirirla. Esos cargamentos pasaban por la zona costera de Veracruz y si acaso hacían una parada para recargar combustible, ayudados por paisanos que se echaban a la bolsa buenos billetes a cambio de cooperar con el trasiego de la droga, que en ese tiempo era mariguana y luego cocaína.

Lo más moderno de lo que llegamos a saber es que había cargamentos que depositaban en ciertos lugares, siempre por la costa, y en lanchas rápidas que ahí los esperaban eran llevados hasta la frontera con los Estados Unidos donde los esperaban para ser distribuidos entre los compradores. De esas actividades no pasaba, quienes eran los dueños de ese negocio no eran ni mexicanos, aquí contrataban gente para que los ayudaran, como lo decimos anteriormente, al trasiego pero ni socios y menos consumidores, México hasta apenas hace unos años se convirtió en una buena plaza para el consumo de la droga.

El caso es que la actividad del trasiego de droga de Centroamérica a los Estados Unidos no provocaba violencia en nuestro territorio, y pensamos que el problema comenzó cuando algunos paisanos vieron en esa actividad una forma de hacer mucho dinero fácil y decidieron incursionar para compartir el negocio con los centroamericanos; ahí comenzó el problema de la llamada guerra por las plazas. De cualquier forma, los involucrados se enfrentaban a balazos por defender el territorio que les pertenecía para pasar la droga. Fue el inicio de una guerra que a la fecha padecemos y de la cual miles de mexicanos han sido víctimas sin haber participado en nada, solo por el hecho de estar en lugares donde hay enfrentamientos, ya sea entre dos grupos o contra elementos de las fuerzas armadas.

Pensamos que ese asunto del trasiego de la droga hacia los Estados Unidos no representa un problema grave para los mexicanos, obviamente lo es entre funcionarios que se han coludido con la delincuencia, que reciben fuertes sumas de dinero a cambio de no hacer nada por impedir el paso de los cargamentos o de combatir a los narcos que ya se hicieron aquí en México y que cuentan hasta con instalaciones (laboratorios) donde producen drogas sintéticas que comercializan en el vecino país. Pero lo que sí nos está impactando, cada día con mayor fuerza, es la presencia de bandas de la delincuencia organizada que no se dedican a traficar con droga, no, su diabólico giro es masacrar ciudadanos a los que secuestran y sus familias no alcanzan a juntar lo que piden por sus vidas; a los que cobran el llamado derecho de piso, incluyendo a comerciantes muy humildes, quienes si no cumplen son asesinados junto con sus familias; a los que extorsionan y aun así los matan; a los que provocan masacres en centros de reunión porque el propietario del local no les pudo dar lo que le les pedían a cambio de “protección”; a los que se dedican al robo de autos; a los que se su chamba es levantar jovencitas para venderlas y violarlas, y en fin, a todos los que se han dedicado a matar ciudadanos que nada tienen que ver con la droga.

Seguimos sin entender por qué los gobiernos (anteriores y el actual) no emprenden una campaña seria, buen estructurada, de prevención de las adicciones para que nuestros jóvenes dejen de ser una buena plaza para los narcotraficantes; si se hiciera así, el problema de la violencia en el país se limitaría solo a combatir a los delincuentes comunes, que son la mayoría, pero no entreverando una cosa con otra. Los narcotraficantes son unos, son los del trasiego de la droga y las bandas delictivas son otra; éstas últimas, la peor amenaza que padecemos los mexicanos.

AMLO dijo que con sus acciones tranquilizaría el país y a más de un año de distancia no vemos un solo resultado, al contrario, nuestra situación de inseguridad está peor, eso sí, la desgastada frase de: se va a investigar hasta sus últimas consecuencias sigue siendo la muletilla de nuestras autoridades, desde hace cincuenta años, sin que se cumpla ¡nada!

Ricardo Ahued aclara

A través de su cuenta de Facebook, el administrador general de Aduanas, Ricardo Ahued Bardahuil, expresó que es un hombre respetuoso de quien gobierna, aun cuando destaca los aciertos y señala constructivamente los desaciertos cuando los hay. Lo anterior, subrayando que existen «enemigos de Veracruz» que usan su nombre para «denostar y crear escenarios de confrontación que no existen»

«Es lamentable que los enemigos de Veracruz pretendan utilizar mi nombre para denostar y crear escenarios de confrontación que no existen, soy un hombre respetuoso de quien gobierna, destacó los aciertos y señaló constructivamente los desaciertos».

Por la misma vía, subrayó que el encargo que el presidente Andrés Manuel López Obrador le encomendó en la Administración General de Aduanas, es de una gran responsabilidad y desde hace siete meses lo mantiene ocupado para dar los mejores resultados al país.

Finalmente expresó: «Desde mi posición mi compromiso siempre será dar lo mejor de mí y nunca defraudar la confianza que han depositado en mi persona».

A 181 días de Caballo Blanco

Durante 180 días, la Fiscalía General de la República (FGR) ha guardado silencio absoluto en torno al multihomicidio ocurrido en el centro nocturno «Caballo Blanco», durante la noche del 27 de agosto de 2019 en Coatzacoalcos.

A seis meses de la masacre, que costó la vida a más de 30 personas, la FGR no ha emitido una sola línea o declaración con respecto a avances en las investigaciones y el esclarecimiento de los hechos.

Durante este tiempo, las autoridades se han escudado en la secrecía del caso, pese al interés público que hay por la gravedad de lo sucedido.

El gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el entonces fiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz, han sido las únicas autoridades que han proporcionado información en entrevistas, pese a que el asunto es competencia del órgano autónomo federal.

Otro caso que espera ser aclarado.

¡Aguas con el fentanillo!

Un lector nos advierte sobre el fentanillo: “En la mañana que salieron familiares míos encontraron estas esponjas pegadas en los espejos de sus carros obviamente no lo agarraron con las manos lo quitaron con una bolsa y lo van a mandar analizar es muy probable que contenga Fentanilo (que) es una droga que se absorbe a través de la piel y te atolondra; obviamente, eso les da espacio a los ladrones para que puedan hacer lo que les de su gana ya sea robarte el carro, tus pertenencias o, incluso, hasta meterse a tu casa para que tengan mucho cuidado y si lo llegan a ver en sus coches no lo agarren con la mano, quítenlo y de preferencia si ven algo así sospechoso no se queden afuera, háblenle a alguien más para que esté al pendiente mientras que ustedes quitan eso”.

REFLEXIÓN

“La balacera de Córdoba no es cuestión para alarmarnos”, eso dijo el secretario de Gobierno Eric Cisneros. Entonces, ¿cuántos muertos, además de los siete que hubo, quiere para que sea motivo de preocupación? AMLO dice que hasta los delincuentes tienen derechos humanos. Quien entiende a la cuarta. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com

 

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