Prosa Aprisa

Por Arturo Reyes Isidoro.

El político y su circunstancia.

El 21 de junio de 2016 publiqué en “Prosa aprisa” con el encabezado: “Manlio, renuncia necesaria y oportuna” lo siguiente:
“Fue en 1997 cuando Miguel Ángel Yunes Linares, como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, perdió 107 de los 212 ayuntamientos de Veracruz, el mayor descalabro que había sufrido hasta entonces el Revolucionario Institucional.
Tan pronto le quedó claro el resultado de la votación, citó a conferencia de prensa para el día siguiente en el edificio del tricolor y ahí sin mayor pretexto anunció su renuncia al cargo.
Era yo joven reportero entonces, me tocó cubrir esa conferencia, vi la entereza con la que Miguel Ángel enfrentó la situación y cómo propios y extraños le reconocieron que hubiera tenido vergüenza profesional y se hubiera abierto para que su amigo el gobernador Patricio Chirinos Calero pudiera iniciar la reparación del daño sufrido.
Con aquella histórica derrota, Yunes Linares no sólo dejó la presidencia de su partido sino que perdió también la candidatura al Gobierno del Estado, que ya el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari había decidido que fuera para él, para que relevara a Chirinos.
Esto lo recordé ayer por la tarde cuando Manlio Fabio Beltrones anunció su renuncia a la dirigencia nacional de su partido luego del sonoro descalabro que sufrió el PRI el pasado 5 de junio.
‘En congruencia con el compromiso de servicio al tomar el cargo de presidente del partido, hoy presento mi renuncia para permitir así que una nueva dirección encabece las transformaciones que nuestro partido requiere y le urgen’, fue su argumento.
No se podía esperar otra cosa de él. Su renuncia era necesaria y fue oportuna. No podía seguir al frente un presidente de partido derrotado y tenía que facilitar las cosas al presidente real del PRI, Enrique Peña Nieto, para que inicie cuanto antes la reconstrucción de toda la estructura de cara a la elección presidencial de 2018.
Por esto estoy muy extrañado porque un hombre con una gran experiencia política, inteligente, al que, de paso lo digo, aprecio en lo personal, Felipe Amadeo Flores Espinosa, se ha aferrado al cargo de presidente del PRI estatal no obstante la derrota que sufrió al frente de su partido, y no presentó su renuncia enseguida y se fue de la forma más digna que podía.
En los cargos oficiales y políticos llega el momento en el que uno tiene que irse, o, en todo caso, hacer una ‘pausa necesaria’ como la que decidió hacer Beltrones ayer. Y cuando llega el momento no lo debe uno de demorar, so riesgo de vivir situaciones incómodas y convertirse entonces en un obstáculo y ser mal visto por todos. Pero en fin, cada político y su circunstancia”.

Se le acabó la suerte
El 28 de noviembre pasado, ahora con el encabezado: “Amadeo, un hombre con suerte”, publiqué lo siguiente:
“De unidad habló Felipe Amadeo Flores Espinosa al ser reelegido para un tercer periodo al frente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) (fue el 16 de noviembre de 2016).
Manifestó que la unidad es ‘el motor que debe mover al Partido’.
El suyo fue un mensaje de contradicciones, porque lo que menos existe en el expartidazo es unidad.
Lo evidenció el Consejo Político Estatal extraordinario celebrado el viernes pasado donde lo fuerte de su partido le hizo el vacío.
Porque su propia reelección causó molestia y división: no lo acompañó ni lo acuerpó el propio senador José Francisco ‘Pepe’ Yunes Zorrilla, acaso el más emblemático priista veracruzano en este momento.
Pero tampoco los dirigentes de los sectores más fuertes y numerosos: el campesino y el popular, Juan Carlos Molina Palacios y Erika Ayala Ríos, respectivamente.
(El 14 de marzo pasado, Molina Palacios reclamó al CDE que no considerara a los jóvenes, hombres y mujeres cenecistas, en la designación de candidatos para las próximas contiendas electorales.
‘En nombre de los hombres, jóvenes y mujeres del campo, como sector exigimos se nos tome en cuenta, ya que los cenecistas tienen el derecho y trabajan duro para poder participar en los comicios; en Veracruz, el campo es la columna vertebral de nuestra economía, por lo que este sector debe tener su representación plurinominal’.
Denunció entonces que existían grupos que mantenían ‘secuestrado al partido tricolor adueñándose de las posiciones, aunque no conocen el sufrir de los ciudadanos, especialmente de la gente del campo’).
A ellos se sumaron con su ausencia la mayoría de los presidentes municipales, diputados locales y federales, funcionarios del gobierno y delegados federales priistas, así como los exdirigentes estatales.
Pero, qué duda cabe, el político de Cotaxtla es un hombre con suerte, sin dejar de reconocer su experiencia y su capacidad.
Cosa de recordar que en el siglo XX, durante el periodo 1992-1995 fue presidente del CDE por primera vez, cuando el PRI perdió entonces 80 presidencias municipales, lo que no había ocurrido nunca (enseguida lo superaría Miguel Ángel Yunes Linares quien perdió 107 ocupando el mismo cargo).
Ya en el siglo XXI, en 2016 perdió la gubernatura del Estado siendo de nuevo presidente del CDE, pero esos antecedentes en lugar de pesar en su contra han sido motivo para que su partido lo premie (luego de la derrota del pasado 5 de junio, en un acto de mucha dignidad renunció el dirigente nacional de su partido, Manlio Fabio Beltrones).
Claro, puede presumir que, además, tiene muy buenas palancas, amigos de peso que lo quieren, como el senador Héctor Yunes Landa.
Fuentes confiables me aseguran y me han platicado que fue determinante el legislador de la Cámara alta para que se sostuviera en el cargo.
En la negociación y la ratificación fue excluido, o no lo tomaron en cuenta, al senador Yunes Zorrilla.
Eso explicaría su ausencia en el acto del viernes pasado. Pepe le aplicó el mismo desdén que tuvo para con Javier Duarte a quien le dio la espalda en más de una ocasión en actos oficiales del PRI.
Se habla de una negociación entre Amadeo y Héctor: tu me apoyas para que me quede al frente del partido y me ayudas a ser candidato a senador y yo te apoyo para que seas de nuevo candidato a gobernador.
Hasta ahora, la jugada les salió bien. Ya retienen para sí la dirigencia estatal del tricolor y van en busca de sus respectivas candidaturas”.
El viernes pasado, al empezar la jornada, Amadeo todavía estuvo a recibir a Ochoa Reza a su llegada. Se saludaron efusivamente. Se abrazaron. Tres días después le cortó la cabeza.
Con la caída de Amadeo el lunes pasado parece que se le ha acabado la suerte y de paso a él y a Héctor se les cayeron sus candidaturas.
Emerge fuerte de nuevo el senador Pepe Yunes Zorrilla. Si no desiste, será el candidato del PRI a la gubernatura en 2018 y no será nada raro que haga mancuerna con él la nueva delegada del CEN, Lorena Martínez, para la selección de los candidatos de su partido a las presidencias municipales.
Después del 5 de junio pasado, consumada la derrota tricolor, el grupo mexiquense, con Pepe como jefe político en Veracruz, se aprestaba a tomar el control del PRI y de las delegaciones federales en el Estado para tratar de recuperar el poder, hasta que se cayó Luis Videgaray por el escándalo Donald Trump. ¿Videgaray de nuevo en el gabinete retoma el control político priista en la entidad y le asesta un duro revés a Osorio Chong, quien se había hecho de la plaza?
Anoche no se descartaba que ante la división que existe en el priismo veracruzano, quedara como encargada de la presidencia del CDE la propia delegada del CEN Lorena Martínez.

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